Una idea me rondaba la cabeza desde hace ya más de un año y finalmente desde aquí, Japón, decidí ponerla en práctica en junio de 2016: una revista estudiantil.
En mis tiempos de lectora en Armenia hacía un proyecto similar, pero analógicamente y había sido una experiencia maravillosa: los estudiantes escribían de temas que les interesaban, hacían entrevistas a hispanohablantes de la ciudad, aprendían nuevos contenidos, repartían fotocopias de la entrevista a sus amigos y familias… Todo ello redundaba en una altísima motivación acompañada de una gran sensación de logro con lo que su autoestima como estudiantes se incrementaba; mejoraban la expresión escrita e, incluso, la interacción oral con las entrevistas; manejaban una mayor cantidad de input y adquirían mayor cantidad de lengua de un modo más significativo, personal y memorable; se creó un ambiente de grupo entre los estudiantes de diferentes cursos de la carrera; el departamento ganó en prestigio y visibilidad dentro de la universidad… Todo eran ventajas. Los resultados fueron geniales. Seguir leyendo